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Poemas de Andrés Eloy Blanco (Venezuela) (página 2)




Enviado por Edgar Tovar



Partes: 1, 2

Para la noche de ponerte
fría,cuando oíste subir de tus hinojosel llanto de
mi verso que nacía.

Yo en tus rodillas, en la calle
abrojos,en la acera los dos, y una saetami primer verso fue para
tus ojos.

Me alzaste en brazos; trémula y
coqueta,fuiste y volviste de la risa al lloroy empezaste a
gritar:   -Tengo un Poeta!

tú quisiste decir: – Tengo un
tesoro,tengo un ovillo de torzal de platay una cocina de
fogón de oro

Así la Isla: calles de
piñata,amor de la muñeca y la gaviota,cartas de sol
con lunas de postdata.

Hasta el día en que el mar, gota
por gota,cayó desde las nubes de tu llantohasta los pies
de tu muñeca rota;

y otro pedazo tuyo al
camposanto:niña del mar, que te prestó la
tierra;tanto te daba y te quitaba tanto.

Y al mar de nuevo, la balandra en
guerra.Y el cabo al tajamar y el salto al valledel pequeño
calvario y la alta sierra.

La ciudad linda, de guirnalda al
talle,el bronce amado y verdugo tristey el silencio del hombre de
la calle.

Y tus manos de bruja artesaníaen
el punto cabal de la chaquetay en escarpines de
juguetería.

(Por eso, tejedora en el poeta,en la
dantesca red de los tercetosengarzo a ti lazada y
cadeneta).

Y el regreso a los hijos y los
nietos,feliz de tus estancias favoritasy enredada la lengua de
alfabetos;

y la puntualidad de tus visitasa misa
de San Juan, por la mañana,a la capilla de las
hermanitas.

Morir, morir… La insustituible
hermanaal reino de la nube y de la flecha,luna descalza,
huyó por la ventana.

No fue más que otra deuda
satisfechaen el trueque de savias y de floresque había
entre la tumba y tu cosecha.

Tu casa de San Luis de los
Doloresalzó al lacrimatorio de los pinosla conciencia de
ángel de las flores.

Y tú a sus pies; el odio en los
caminosy tú ofreciendo en el cruzar del fuegoaire de amor
a todos los molinos.

Era molerte el alma; el mundo
ciegoluchando, y tú, en el centro de la guerra,sin queja,
sin rencor y sin sosiego.

Y al último dolor, tu vida
cierrabalance de los hombres de tu entraña:bajo la tierra,
dos, y uno sin tierra.

Al mar de nuevo, a darme en tierra
extrañala valiente mirada que queríaluchar contra
la gota en la pestaña.

Después, aquellos hombres de
alma fría;el inhóspito lecho hospitalario,sobre la
tela del cercano cielo,el encaje final de tu
rosario.

Y el regreso al hogar, el negro
vuelo:con las dos alas el avión cortabavaras de noche para
nuestro duelo.

Aldebarán, que nos
acompañaba,las Pléyades y el mar que las
reflejamiraron una urna que volaba.

Al final del estambre en tu madejase
cuajó en tu mirada nebulosala última uva de la
noche vieja.

Así fue. Y al morir la
dolorosa,un ave negra le llevó al luceroen el pico
ladrón la mariposa.

Fue en un día tres veces
agorero;ese día de un mes, nos ha quedadocomo el mejor
para decir «Me muero».

Así fue, madre, el fin de tu
bordadocomo el mejor para decir «Me
muero».

Así fue, madre, el fin de tu
bordado.De tus hijas y nietas el gemidopuso a temblar el pino
abandonado.

En hombros te llevaba el pueblo
herido,la múltiple cabeza descubierta,y al pasar por San
Luis, tu viejo nido,

el mundo de tu amor salió a la
puertay el silencio de un hijo que llorabametió el pinar
en tu cajón de muerta.

Aquí conmigo estás; yo,
que soñabaviajar contigo, tengo en tu retratoesa sonrisa
que te iluminaba.

Y allá estarás, en el
taller beato,para vestir de blancos faldellinesa mi angelito
negro y mulato,

para llenar de azules
escarpines,tejidos con celajes de destellos,la canastilla de los
serafines.

Estamos con los hijos y hasta
ellosvemos caer la luz de tu mirada,peinando con tu nombre sus
cabellos.

Tenemos tu sonrisa iluminada;la voz de
tu trisagio y de tu misale grita a mi dolor: -¡No ha
muerto nada!

Con bosque y mar, con huracán y
brisa,con esa misma muerte que te encierra,de la gracia inmortal
de tu sonrisallenos están los cielos y las
tierras.

AYER VINO LA
PALOMA…

Ayer vino la palomaque viene todos los
días,ayer se paró en la rejay comió de mi
comida,ayer vino hasta mis hierros,ayer me escuchó
tranquilay digo en el romancillolas cosas que le
decía:-Paloma, vuelve a los cielosy mira hacia los
tejados;cuando veas una casagrande, que tiene tres patios;el
primero con palmeras,el segundo con mosaicos,el tercero, un patio
grandecon azotea de un ladoy arboleda y gallineroy olor de
jabón pintado,cuando veas esa casaverás en el
primer patiocuatro mujeres cosiendocuatro mujeres
bordando.Allí llegarás, palomay allí
bajarás al patioy caerás en las rodillasde la del
pelo dorado;después volarás de nuevoy
volverás a mi lado,y entonces sabré, paloma,si la
del pelo doradotiene las manos cosiendo,tiene los ojos
llorando.Ayer vino la palomaque viene todos los días,ayer
se paró en mi rejay comió de mi comida,ayer vino
hasta mis hierros,ayer hablóme tranquilay digo en el
romancillolas cosas que me decía:-Prisionero, fui a los
cielosy miré hacia los tejadoshasta que encontré
una casagrande, que tiene tres patios;el primero guarnecidoCon
zócalo de mosaicos,lleno de tiestos con floresy sillas de
junco blanco,con un vitral en el fondode vidrios esmerilados;el
segundo, con columnasy reja de alicatadosy con una enredaderay
unos rosales cargados;y el tercero con gallinasy una higuera y
unos plátanosy un hilo con ropa blancay olor de
jabón pintado.Allí llegué, prisionero,y
encontré en el primer patiotres niños con las
cabezascomo zagal de retablo.Y en el segundo encontrécinco
mujeres bordandocuatro con el pelo negroy una con el pelo
blanco.Allí llegué, prisionero,y allí me
metí en el patioy le caí en las rodillasde aquella
del pelo blanco.Tiene las manos cosiendo,tiene los ojos
llorando.

¿CUÁNTAS ESTRELLAS TIENE EL
CIELO?

La última noche que pasamos
juntos,lo preguntó:-¿Cuántas estrellas tiene
el cielo?-Trescientas cincuenta mil.-¿A qué
no?-¿A que sí?

-Cállate. Esta nocheno quiero
que preguntes esas cosas.Esta noche, si quieres
preguntarcuántas estrellas tiene el cielo,o cualquier otra
cosa,pregunta algo así como ¿me
quieres?¿tienes frío? ¿Quién dice que
tiene hambre?

Esta noche, pregunta algo que
seacontestado en el mundo sin palabras.Interroga con toda tu
sangrealgo en que toda la vida del mundoesté
preguntando,algo así como ¿quién
llora?¿hace falta algo?

Y verás como todo hace faltay
sabrás cuántas estrellas tiene el cielocuando sepas
que el cielo tiene una sola estrellapara cada momento,porque con
una que se pierdadará un paso de sombra la luz del
Universo.

EL DULCE
MAL

Vuelvo los ojos a mi propia
historia.Sueños, más sueños y más
sueños… gloria,más gloria… odio… un
ruiseñor huyendo…y asómbrame no ver en toda
ellani un rasgo, ni un esbozo, ni una huelladel dulce mal con que
me estoy muriendo.

Torno a mirar hacia el camino
andado…Mi marcha fue una marcha de soldado,con paso vencedor, a
todo estruendo;mi alegría una bárbara
alegría…Y en nada está la sombra
todavíadel dulce mal con que me estoy
muriendo.

Surgió una cumbre frente a
mí; quisieronotros mil coronarla y no pudieron;sólo
yo quedé arriba, sonriendo,y allí, suelta la voz,
tendido el brazo,nunca sentí ni el leve picotazo,del dulce
mal con que me estoy muriendo.

Volví la frente hacia el
más bello ocaso…Mil bravos se rindieron al fracasomas,
yo fui vencedor del mal tremendo;fui gloria empurpurada y
vespertina,sin presentir la marcha clandestinadel dulce mal con
que me estoy muriendo.

Fuerzas y potestades me sitiarony,
prueba sobre prueba, acorralaronmi fe, que ni la cambio ni la
vendo,y yo les vi marchar con su despechofeliz, sin presentir
nada en mi pechodel dulce mal con que me estoy
muriendo.

Mujeres… por mi gloria y por mis
luchasen muchas partes se me dieron muchasy en todas partes me
dormí queriendoy en la mañana hacia otro amor
seguía,pero en ninguno el dardo presentíadel dulce
mal con que me estoy muriendo.

Y un día fue la torpe
circunstanciade quedarnos a solas en la estancia,leyendo juntos,
sin estar leyendo,mirarnos en los ojos, sin malicia,y quedarnos
después con la deliciadel dulce mal con que me estoy
muriendo.

LA MUJER DE
SAL

¡Oh, blancura imposible de la
Amada imposible!¡Por todos mis desvelos cruza, como un
fantasma,como un jirón de invierno, su carne sin
penumbras,inverosímilmente blanca!¡Oh, blancura
imposible,que integra mis delirios y va sobre mi alma,con la
apariencia leve de un sudarioy la verdad de mármol de una
lápida!Si alguna vez la viste, filósofo
ambulante,devanador de calles, enredador de plazas,tejedor de
monólogos, si alguna vez la viste,di si es verdad que te
espantó mirarla.El resumen de todas las blancurasen Ella
se anidó como una garza,y fue en sus manos un sopor de
ovejasy fue lienzo de altar en su garganta.Vibrante, musical y
suspendidasobre la tierra, su blancura se alzay va floreando
sobre el alto cielocomo un arbusto bajo la nevada.¡Blancura
universal, ¡cómo te miroresumida al
mirarla!¡El blancor de esos días tercamente
lluviosos; las estatuas de mármol recién
inauguradas;el estertor de la pechuga exangüe;el ruedo que
la mar prende a su falda;la capa voladora del beduinoy sus
tiendas errantes, palomar del Sahara;los caminos ahogados en la
arena;al fondo de los árboles, la pared de una casa;las
tumbas escondidas en la noche;el cirio iluminando la
mortaja;¡yacente livor del esqueletoque el cincel del
gusano cincelara;esas frases inéditas, alargadas de
aes,con que los sordomudos desahogan su rabia;las gotas de azahar
sobre las bodas,y en la Suprema hora de las ansias,en el instante
de aflojar los brazos,aquel blanco en los ojos de la mujer
cansada!Blancura universal, ¡Cómo te miroresumida,
al mirarte!El remoto dolor de los pañuelosque aletean de
adioses en la playa;las velas de cien barcos bajo el
sol, que pareceque un gran lirio se hubiera deshojadoen la
rada;las nubecillas huérfanas que entristecenlos cieloscon
la miseria de su buche de agua;la alegría lustral del
primer dienteque en la frescura del pezón se clavay en la
inquietud de una cabeza negrala aguja cruel de la primera cana;el
alba, cuando bajo los rayos del ordeñose amanece de leche
la penumbra del ánfora;el pan de trigo antes de entrar al
horno;el lecho albar que está estrenando sábanasy
la cuerda del patio con la ropaque ponen a secar por la
mañana!…Mucho de amargo y mucho de imposible tiene,
en verdad, la carne de la Amada; en Ella hay la amargura de
esas drogas blanquísimas,y es imposible como el
Himalaya.Su carne es la Primera Comunión de la Carne,y
tiene lo intocado de las páginasdonde no escribió
nadie, porque esperan la manoque escriba con su sangre la Primera
Palabra.¡Mujer de Nieve, inédita de los llanos
polares!¡Mujer de Sal, como la vieja Estatua!Cuando duerme,
su rostrose debe confundir con la almohada,y cuando muere la
creerán dormida,porque después de muerta no
podrá ser más pálida.¡Mujer de Nieve,
efigie de la Muerte,Mujer de Sal, Estatua!Si has de venir a
mí, ven por la sendamás nocturna o más
blanca;así te fundirás en el caminoy yo no te
veré hasta la llegada.Vendrás diciendo una palabra
hueca,con muchas aes y la voz muy baja;tus dedos azulados
palparán las tinieblas,y un collar de corales,
ciñendo tu garganta,suspenderá hasta el
vértice de mis presentimientosla evocación de
las descabezadas.Mujer de sal, mujer de nieve, sientocomo un
largo vacío tu blancura en el alma,y voy a ti como al
abismo el ciego,aunque presienta que has de ser
mañana,Como la muerte, fría e imposibley como la
mujer de Lot, amarga…

LA VACA BLANCADe un
amor que pasó, como un paisaje visto del tren, cuando
se va de viaje; de un romance de un mes, en un
cobijo del llano, una mujer me dejó un
hijo. Ella murió, y abrieron una fosa, y
allí metieron el residuo humano, y una cúpula
azul sobre una losa fue el mausoleo: el cielo sobre el
llano. Y me dejó un pequeño así de
grande y como flor de harina, con unos ojos como para un
sueño y el laberinto de su lengua china. Yo vine
de muy lejos para verle. Tenía las pestañas
muy largas; me miró fijamente y me mostró la
lengua bajo la calva encía, con una
picardía de granuja que dice: "Qué me
verá esta gente?"Tuvo hambre. Yo anduve de covacha en
covacha comprándole su leche al niño
ajeno; cada vez que encontraba una muchacha, con cierta
gula le miraba el seno.Había seis mujeres: eran cinco
doncellas y una vieja arrugada; eran diez pechos para los
placeres y dos que no servían para nada.Pasé
por el corral y hallé en la puerta la vaca blanca y
su ternera muerta. Y se vino hacia mí la vaca
blanca, una estrella en la frente y una cruz en el anca…Mi
niño era de nieve; su ternera, de armiño; por
su ternera, yo le di mi niño.Y era aquel despertar por la
mañana, cuando rompía el sueño el
mugir de la vaca en la ventana, y el breve ordeñador
iba al ordeño.Y aquella boca en el pezón
colgante, y aquel mirar de vaca, mansamente, y
después, él delante del testuz, y la vaca le
lamía la frente. Hoy le enterramos. Vino la
fiebre, y en dos días se me fue. En el camino he
encontrado la vaca; por la tierra albariza se acercaba a lo
lejos su dolor de nodriza…Los dos nos arrimamos, y se puso a
mirarme; en la frente dolida se le avivó el
lucero, y sus remotos ojos parecían hablarme del
dolor que le daba de perder mi ternero.Y la nodriza y
todo cuanto del llano tuve, se me quedó en el
llano… La vaca me miraba…, me miraba de un
modo, que yo sentí la angustia de tenderle la
mano…

LUNA DE
ABRIL

Luna de abril, descotada,con aguazal
circunscrito,desnuda, con desnudezpura de pecho con
niño.Luna llena, ubre de vaca,con lucero
becerrillo;¡qué puro se pone el pechocuando se le
cuelga el niño!Esta noche yo no sientoni sombra de odio
por nadieni pena de verme preso,ni ganas de que me quitenlos
grillos que me pusieron.Nada hay más impuro, nada,que el
pecho de las mujeres,pero no hay nada más puroni mejor
para mirarloque un pecho fuera del pechoy un niño al
lado.

MIEDO

La sombra de una duda sobre mí
se levantacuando llega el arrullo de tu voz a mi
oído;miedo de conocerte; pero en el miedo hay
tantapasión, que me parece que ya te he
conocido.

Yo adiviné el misterio cantor de
tu garganta.¿Será que lo he soñado? Tal vez
lo he presentido:mujer cuando promete y nido cuando canta;mentira
en la promesa y abandono en el nido.

Quizá no conocernos fuera mejor;
yo sientocerca de ti el asalto de un mal presentimientoque me
pone en los labios una emoción cobarde.

Y si asoma a mis ojos la sed de
conocerte,van a ti mis audacias, mujer extraña y
fuerte,pero el amor me grita: -¡si has llegado muy
tarde!…

MURIÓ DE
NUEVO UN DÍA… YO LA AMABA…

Murió de nuevo un día…
yo la amaba,mas sin remedio se murió ese
día…-¡Vuelve, Rabino, vuelve!… – yo clamaba
-pero el Rabino rubio no volvía.

Pasó la niña veinte
siglos muerta,murió Cafarnaún de Palestinay el alma
mía, inútil y desierta,lloraba de inmortal sobre
las ruinas.

¡Y la amaba, la amaba… Su
blancurala buscaba en la blanca nebulosa,su cabellera entre la
noche oscuray en el Poniente su color de rosa…

Y al fin la hallé… Escondida
entre los tulesde una puesta de sol, estaba Ella;su carne
inmóvil entre dos azulesinauguraba la primera
estrella…

Y la encontré más blanca
todavía,flotando en el azul, sin
vestidura,¡qué blanca estaba así!… la
niña míatenía veinte siglos de
blancura…

Clamé al Amor entonces… Voces
buenasdijeron a lo lejos: – Te ha escuchado! - clamé
al eterno Amor… y a mi ladola blanca niña era una nube
apenas…

Llegó el Amor. Los cielos fueron
mudos,su leve paso silenció la esfera,llegó el
eterno amor de pies desnudos,maduro el trigo de la
cabellera…

"No es muerta… duerme!… y le
ordenó:                                            
-¡Levanta!y Ella se alzó, delgada de martirio,y una
voz le subió por la gargantacomo una abeja que abandona un
lirio.

Y ha vuelto a mí… su cabellera
oscura,su misma voz… pero en la mano fríacon veinte
siglos de amasar blancura,persiste el miedo de morirse un
día….

NO SON PARA LA
LIRA MANOS QUE ODIAN LA CALMA…

No son para la Lira manos que odian la
calma;¡para cantarte me he pulsado el alma!Con un temblor
de novia que se inicia,con un azoramiento de novicia,el candor de
las páginas, rebaño de gacelas,aguarda ante mis
ojos la llegada del Cántico,virgen como la espuma del
Atlánticoantes del paso de las
carabelas…

PRIMERA
ESTACIÓN

Ya rindió una jornada la fiebre
de mis brazosy aún están los leones de mi numen
erguidos:los músculos alertas para nuevos zarpazosy firmes
los pulmones para nuevos rugidos.

REGRESO AL MARSiempre
es el mar donde mejor se quiere,fue siempre el mar donde mejor te
quise;al amor, como al mar, no hay quien lo aliseni al mar, como
al amor, quien lo modere.No hay quien como la mar familiariceni
quien como la ola persevere,ni el que más diga en lo que
vive y muerenos dice más de lo que el mar nos dice.Vamos
de nuevo al mar; quiero encontrartela hora más azul para
besartey el lugar más allá para quererte,donde el
agua es al par agua y abismo,en la alta mar, en donde el aire
mismose da un aire al amor y otro a la
muerte.

SILENCIOCuando
tú te quedes muda,cuando yo me quede ciego,nos
quedarán las manosy el silencio.Cuando tú te pongas
vieja,cuando yo me ponga viejo,nos quedarán los labiosy el
silencio.Cuando tú te quedes muerta,cuando yo me quede
muerto,tendrán que enterrarnos juntosy en silencio;y
cuando tú resucites,cuando yo viva de nuevo,nos volveremos
a amaren silencio;y cuando todo se acabepor siempre en el
universo,será un silencio de amorel
silencio.

TRÁNSITO
DE UN RETRATO DE NOVIA

Hoy no ha podido el techoquítame
el sol, como todos los días;hoy no ha podido el
techoquítame las estrellas, como todas las noches,porque
hoy vino el Retrato.Saltó la tapa de este viejo cofrey he
visto al cielo con su sol de guardia.La novia venía solay
en grupo con la mañana.

Yo no me daba cuentade lo hermosa que
era, de lo que eran sus ojos;amigo, hay que estar presopara saber
lo hermoso que es lo hermoso.

Yo no me daba cuentade aquellos ojos
anchos, con una luz paisana,donde el quieto país de las
pupilasoprime la provincia de una lágrima.Yo no me daba
cuenta de cómo todo esohabla de frío y choza y luz
en la ventana.

Yo no me daba cuentade esa sombra de
luz, de esa luz como en sombras,que es el zaguán de la
belleza. 

La encuentro más delgada.Se
quedó triste en el retrato mismoy un dedal de sonrisa que
querría mandarmese le quebró en el borde de un
puchero imprevisto.

Antes de mi prisión era menos
mujer.¿Si será por los meses? ¿Si
será por los siglos?

Pero, nada como la alegríade
encontrarme presente en su cabeza,nada como saberque no se ha
cortado las trenzas.

Muchas gracias, coqueta;muchas gracias,
aduladora,ya sabes que me gustas con los cabellos largosy
cómo te odiaría con la trenza cortada,fea, como un
muchacho.

En cambio, qué bien vas cuando
vas por la casa,con el pelo tendido,con el pelo en la espalda,con
el pelo en las sienesrecogido en dos bandasy aquella boca que
llorasi tardan en retratarla.Así debe estar la
tierra,así debe estar la Patria,que mientras están
sus novios metidos entre la Cárcelse deja crecer las
trenzas y pone triste la cara.Así vamos a
encontrarte,así vamos a encontrarla,suelta la voz
nosotros, y ella y túde trenzas suelta y llanto en la
palabray ese calor de fiesta en la provinciade las novias que
esperan como patrias.

COLOQUIO BAJO LA
PALMA

Lo que hay que ser es mejor y no
decir que se es bueno ni que se sea malo, lo que hay
que hacer es amar lo libre en el ser humano, lo que hay
que hacer es saber, alumbrarse ojos y manos y
corazón y cabeza y después, ir
alumbrando.

Lo que hay que hacer es dar
más sin decir lo que se ha dado, lo que hay que
dar es un modo de no tener demasiado y un modo de que
otros tengan su modo de tener algo, trabajo es lo que
hay que dar y su valor al trabajo y al que trabaja en
la fábrica y al que trabaja en el campo, y al
que trabaja en la mina y al que trabaja en el
barco,

lo que hay que dar es todo, luz y
sangre, voz y manos, y la paz y la
alegría  que han de tener aquí
abajo, que para las de allá arriba, no hay que
apurarse tanto, si ha de ser disposición de Dios
para el hombre honrado darle tierra al darlo a
luz, darle luz al enterrarlo.

Por eso quiero, hijo
mío, que te des a tus hermanos, que para su bien
pelees y nunca te estés aislado; bruto y amado
del mundo te prefiero a solo y sabio.

A Dios, que me dé
tormentos, a Dios que me dé quebrantos, pero que
no me dé un hijo de corazón
solitario.

COLOQUIO BAJO EL
OLIVO

Por mí, la flor en las
bardas y la rosa de Martí, por mí el
combate en la altura y en la palabra civil; para
mí no hay negro esclavo, para mí no hay indio
vil, para mí no hay perro judío ni hay
español gachupín, el bravo ataca el
sistema y respeta al paladín, el Cid abre herida
nueva, no pega en la cicatriz y es pura la niña
mora  como las hijas del Cid.

MIRADA

Redonda la boca del
pozo

un cristal, el agua
tranquila. 

Asómate, amor y
mírate

abajo en el
fondo. 

Lo que no puedes beber en mis
labios

bébelo en mis
ojos. 

¿Qué miras?…
Burbujas

se elevan del fondo como si
adentro

se estuviera ahogando

tu reflejo, tú mismo, sumergido
en mis ojos. 

 Redonda la copa del
cielo

un cristal, el aire sin
nubes. 

Asómate, amor y
mírate arriba, en la cumbre 

el agua que no bebas en mis
lagos, 

bébelo en mis
nubes. 

¿Qué miras?
Estrellas 

bajan de allá
arriba, 

como si en las alturas te
abrasaras

tú mismo, Amor, que estás
en mis pupilas. 

PALABREO DE LA
ALEGRÍA PÉRDIDA

De La Juanbimbada

Compadre Venancio Laya,dígale a
Juan Pablo Páeque me mande mi guitarray usted mismo me la
trae.Anónimo venezolano

Más que me carguen de
jierro,más que me roben la hija,más que solo y sin
cobija,me echen aquí como un perro,más que me den
por encierroun castillo en una playa,mi corazón no
desmayasi le dejan su alegría,que no hay mejor
compañía,compadre Venancio Laya.

Me quitaron mi derecho,compadre, lo que
más quiero,mi alazán refistolero,mi palma de llano
y techo;mi palma con guitarra y pecho,el recuerdo se
distrae,cuando la pena decaey la guitarra la enlaza;eso, si
usté tiene raza,dígale a Juan Pablo
Páe.

Asina que usté lo
veadígale usté, compañero,que eso no lo hace
un llanerosin pretina y con correa;que aprete más la
maneaque mis tobillos amarra,que robe voz de chicharra,que robe
luz de cocuyo,pero, si tiene lo suyo,que me mande mi
guitarra.

Y si no hay en el Castilloguitarra p"al
prisionero,échele un fiao al rancherode una vela de a
cuartillo;que el copetico amarillole prenda Juan Pablo
Páey si en el patio le caela caldereta
marina,póngale la mano asinay usté mismo me la
trae.

PALABREO DE LA
RECLUTA

De La Juanbimbada

¿Quién le va a secar el
llanto,si pasó la Comisióny le dejó el
corazóncomo capilla sin santo?

Si vino el reclutamiento,se fue Juan y
quedó Juana.Si queda llanto en sabanapor todo
acompañamiento;si una comisión de
vientoprendió el olor de mastranto,si reclutaron el
canto,si no hay ni nube en el cieloque le preste su
pañuelo¿quién le va a secar el
llanto?

¿Qué va a haber potro en
potreroni pareja en el velorio,ni garza en el dormitorioni vaca
en el lamedero?¿Cómo va a haber becerrerotrenzando
leche y canción,si van casa y galeróncamino de San
Fernando,cómo no va a estar llorando,si pasó la
Comisión?

Mire, se llevó la vaca,mire, se
llevó el te quiero,se llevó el ay que me muerode
media noche en la hamaca,se llevó la guacharaca,la manta
de guarnición,la promesa de varónen el hijo
prometido.Mire, se llevó el latidoy me dejó el
corazón.

Y allí está, sin
más testigosque esperar mañana y tardesu menos de
–Dios lo guarde,su más de – ¡Hasta
cuánto, amigo!Becerrera del castigo,trenzando cana y
quebranto,y ha sufrido tanto y tantoy enterró tanto
recuerdoque tiene el costado izquierdocomo capilla sin
santo.

COPLAS DEL AMOR
VIAJERO

De Poda (1934)

Ya pasaste por mi casa,a flor de ti la
sonrisa…Fuiste un ensueño de gasa;fuiste una gasa en la
brisa…

Te vi flotar en la brumaque tu blancura
aureola,como un boceto de espumasobre un pedestal de
ola.

Yo, que he buscado el luceroque a
Belén lleva el camino,preso por lazos de aceroal potro de
mi destino,

Pensé: —En sus brazos, con
Ella,¡romperé, acero, tus lazos!¿Para
qué quiere una estrellaquien tiene al cielo en los
brazos?

Y tan cerca llegué a verteque te
rozaba mi dedo…Tuve miedo de quererte…y ya es querer, tener
miedo.

Ansiosos se han emboscadoen mis ojos,
mis antojos,y tú también me has besadoveinte veces
con los ojos.

Y tu mano pasionaria,aquella noche
huyó en vano,porque mi mano corsariafue gavilán de
tu mano.

Y he sentido que temblabantus labios en
el café,cuando mis pies se angustiabanacorralando tu
pie…

Pero te vas, sin dejarni una huella en
el camino…Sombra azul que cruza el marla borra el azul
marino…

No sé si me olvidarásni
si es amor este miedo;yo solo sé que te vas,yo solo
sé que me quedo.

Tal vez mañana, un
mañanaremoto, traiga a tu lado,con el sol, por tu
ventana,un rayo azul del pasado.

Releyendo viejas cosasy evocando cosas
idas,entre amarillentas rosasy epístolas
desvaídas,

Encontrarás al acasoentre coplas
del camino,como en el fondo de un vasoroto una mancha de
vino.

Al oído de la nietatu voz de
abuela hablará:–Son los versos de un poetaque no
sé si existe ya…

Ella dirá: –
¿Cómo era?¿Cruzará ignotos
paísesy cual tú, sombra viajera,tendrá los
cabellos grises?

Yo, entre tanto, junto al
mar,esperaré tu veniday en un eterno esperarse me
pasará la vida.

Vida traidora, por quientodo este
Sueño se muere,si no te hice ningún
bien,¿por qué tu mano me hiere?

Mi voz querrá ensordeceral
propio mar con su llanto:¿Por qué no la vuelvo a
ver,mi Dios, si la quiero tanto?

Y mi canción irá
solahacia donde tú te pierdes…donde ella pase, la
olatendrá un dolor de aguas verdes…

No sé si me olvidarásni
si es amor este miedo;yo solo sé que te vas,yo solo
sé que me quedo.

Y que si te quise ayer,hoy te siento
más tiranay si así crece el
querer¡cómo te querré
mañana!

 

 

Autor:

Edgar Tovar

Partes: 1, 2
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